jueves, 3 de diciembre de 2015

No nos lavemos las manos con el acuerdo sobre el cambio climático

Ahora más que nunca se necesita la figura del educador ambiental, caracteriza por ofrecer un enfoque multidisciplinar sobre los recursos y la problemática ambiental.
Siendo de este modo, el grado de responsabilidad del educador ambiental es alto en dos sentidos.
En primer lugar debe velar por la adecuada planificación del trabajo y por la consecución de los objetivos propuestos en los planes y actividades de educación ambiental y, en segundo lugar, se hace responsable del cuidado del alumnado.
 Los niños, las niñas y los jóvenes de hoy en día no han contribuido al problema pero sufrirán los efectos en el futuro. Los niños y niñas crecerán en un mundo que se enfrenta a unos peligrosos niveles de calentamiento global.
El cambio climático es sumamente injusto. Esta injusticia no solo se percibirá entre países ricos y pobres, sino también entre las generaciones. Sin embargo, este fenómeno no es un asunto del futuro. Está ocurriendo ahora y sus efectos ya se notan, en especial en las comunidades más pobres. Los niños y niñas de que pertenecen a ellas están entre los más vulnerables a los desastres relacionados con el clima, las reducciones en la producción de comida y los cambios en los patrones de las enfermedades.

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